Aunque no lo digan abiertamente, muchos trabajadores —especialmente los más jóvenes— están considerando renunciar a sus empleos en 2025, y otros ya lo han hecho. Esta tendencia no es exclusiva de Chile, pero comienza a tomar fuerza en el país. Estudios recientes, como el sondeo de la firma EY, revelan que uno de cada tres empleados chilenos planea dejar su trabajo el próximo año, lo que refleja una inquietud laboral creciente, aunque aún menor que en el resto de Latinoamérica.
Asimismo, datos del Radar del Mercado Laboral de Buk evidencian un alza sostenida en las renuncias desde agosto del año pasado, superando incluso a los despidos. Pero esta cifra no debe interpretarse como falta de compromiso o flojera, sino como un reflejo de una transformación profunda en la percepción del trabajo y el bienestar personal.
Mal ambiente laboral, agotamiento y falta de propósito
Según la psicóloga laboral Cristina Pérez De Cian, jefa del Área de Candidatos en Adecco Chile, el fenómeno de las renuncias voluntarias obedece a un cambio de paradigma. Hoy, los trabajadores no ven su empleo únicamente como una fuente de ingresos, sino como una pieza central de su proyecto de vida.
“Los trabajadores priorizan su salud mental, el equilibrio entre la vida personal y profesional, y la búsqueda de un propósito. Esta mentalidad ha sido impulsada principalmente por las nuevas generaciones y se ha extendido en gran parte de la fuerza laboral”, explica Pérez.
Factores como el agotamiento crónico, la falta de reconocimiento, culturas laborales tóxicas y la desconexión con los valores organizacionales están entre las principales razones que llevan a los trabajadores a renunciar. La pandemia, además, actuó como un catalizador de este cambio, obligando a muchos a replantearse su estilo de vida y su carrera profesional.
Una nueva forma de trabajar: más sentido, menos jerarquía
El fenómeno afecta con especial intensidad a los millennials y a la Generación Z. Estos grupos valoran el desarrollo personal, la diversidad, el impacto social y la flexibilidad por encima de la estabilidad laboral tradicional.
“Estas generaciones no le temen al cambio. Si no encuentran espacios donde se sientan escuchados y puedan crecer, buscan nuevas opciones sin esperar años. También valoran entornos colaborativos, líderes empáticos y culturas que promuevan el bienestar y el aprendizaje continuo”, sostiene la psicóloga.
En contraste, las generaciones anteriores, como los baby boomers y la generación X, tienden a soportar más frustraciones laborales y priorizan la estabilidad por encima del bienestar emocional. Están más acostumbrados a jerarquías rígidas y procesos formales antes de considerar una renuncia.
Señales de una renuncia en puerta
Pérez indica que existen señales que pueden anticipar una renuncia voluntaria, incluso antes de que el trabajador lo declare. Entre ellas se encuentran una menor participación en reuniones, cambios de ánimo, disminución en el rendimiento o una actitud distante. También puede observarse un interés creciente en oportunidades externas y un rechazo a comprometerse con proyectos de largo plazo.
“Detectar estas señales requiere de líderes atentos, capaces de mantener conversaciones periódicas y generar espacios de confianza”, remarca.
El papel fundamental del liderazgo
El liderazgo es un factor clave en la retención del talento. Un buen líder puede transformar un entorno difícil en un espacio de crecimiento. En cambio, un liderazgo autoritario o indiferente puede motivar incluso a los empleados más comprometidos a abandonar la organización.
Por ello, los líderes de hoy deben desarrollar habilidades blandas como la empatía, la escucha activa y la inteligencia emocional. Además, deben estar preparados para liderar equipos diversos y, en muchos casos, híbridos.
Estrategias para retener el talento
Según Pérez de Cian, las organizaciones deben adoptar un enfoque integral para retener a sus trabajadores. Algunas de las estrategias recomendadas son:
- Flexibilidad laboral real: no solo permitir el teletrabajo, sino adaptarse a las necesidades individuales.
- Planes de desarrollo claros: mostrar caminos de crecimiento profesional y ofrecer formación continua.
- Cultura de bienestar: fomentar el equilibrio vida-trabajo y prevenir el burnout.
- Liderazgo consciente: formar líderes que inspiren, contengan y desarrollen a sus equipos.
- Reconocimiento y propósito: valorar logros y mostrar cómo el trabajo contribuye a un objetivo mayor.
- Espacios de participación: permitir a los trabajadores opinar, cocrear y ser parte activa del rumbo de la empresa.
¿Qué están haciendo las empresas para que sus trabajadores se queden?
El reto no es simplemente evitar que los empleados se vayan, sino generar entornos donde realmente quieran quedarse. “El talento de hoy no se retiene con promesas vacías ni beneficios aislados. Se queda donde se siente escuchado, valorado y genuinamente considerado parte de un propósito compartido”, concluye la especialista.
Así, el fenómeno de las renuncias voluntarias en Chile refleja una evolución cultural en el mundo del trabajo. Un cambio que, lejos de ser una crisis, puede ser una oportunidad para construir organizaciones más humanas, sostenibles y alineadas con los valores del presente.